jueves, 15 de octubre de 2009
¡A subirse al barco de la Selección!
México, DF 15 de Octubre 2009
Por Librado Espinosa
Mucho se ha hablado los últimos meses de la Selección Mexicana, en los medios de comunicación ha habido todo tipo de análisis desde optimismo extremo hasta el pesimismo nefasto y algunos cuantos destellos de objetividad. Los comentarios se intensificaron conforme se acercaba la semana crucial, es decir los partidos contra el Salvador y Trinidad y Tobago.
Ahora con el pase rumbo a sudafrica en la mano se le da el crédito correspondiente a Javier Aguirre, quien por segunda vez cambió la cara y posiblemente el rumbo del equipo nacional en una eliminatoria cumpliendo el objetivo al vapor: Calificar.
No obstante los resultados obtenidos por el Tricolor en dicha semana son un fiel reflejo de la situación actual de nustro futbol en todos los niveles; es decir irregularidad y conformismo. Adjetivos que se han convertido en un cliché por lo que suenan algo gastados y son un tanto ignorados pero no dejan de ser verídicos.
Previo al día de “D” contra El Salvador, el reconocido mercadologo deportivo mexicano Rogelio Roa me comentaba que la industria llamada futbol mexicano esta sumergida en la mediocridad; atributo que hoy en día sería muy facil aribuirle a la Selección en las eliminatorias de la Concacaf.
Lo que poco se ha dicho o reflexionado al respecto es que se trata de una responsabilidad compartida, partiendo de los aficionados que no se involucran con sus respecivos equipos hasta que llega la etapa de la liguilla; pensando que ir a un partido de torneo regular puede no ser tan atractivo porque el buen futbol se despliega en la liguilla por lo tanto si su equipo pierde no es tan relevante porque una buena racha los podría meter a la ronda de eleminación directa.
Por tanto los patrocinadores de diversos equipos reducen su inverción publicitaria durante el partido-espectaculo, con la finalidad de vincularse de manera más rotunda con sus posibles consumidores, “ahorrando” para la liguilla cuando los ratings se disparan drásticamente.
Por ende las televisoras reducen sus tarifas durante el torneo regular o en algunos casos buscan mediante el pago por evento en la ciudad del partido generar una mayor ganancia. En algunos casos inclusive se difieren partidos o se transmiten exclusivamente por televisión de paga. Cuando llega la liguilla saturan sus transmisiones de anuncios pues es cuando mayores utilidades generan.
Si se toma en cuenta que el futbol es el deporte más seguido en nuestro país, la irregularidad de todas las partes que integran la industria resulta evidente si se le compara con deportes de menor convocatoria como el americano o el beisbol. Es precisamente este circulo vicioso el que ha sumergido a nuestro futbol en la mediocridad y nos ha acostumbrado a la baja intensidad en la liga y a chispazos esporádicos de nuestras reprensentaciones nacionales.
El verdadero problema es que ya son “normales” los altibajos en el mismo y aunque la crítica salga a la luz en situaciones adversas, todo queda olvidado cuando se consiguen los resultados en vez de indagar el problema de manera estructural. Pareciera no existir remedio a dicho mal, al respecto Roa, es un tanto optimista en cuanto a que conforme una nueva generación de profesionales especializados en la mercadotecnia deportiva (encabezada en buena medida por él) vayan ocupando posiciones estrátegicas dentro de los clubes, sponsors, televisoras y la federación se irán sumando esfuerzos para mejorar al futbol mexicano como un producto de entretenimiento.
En tanto la selección está en el próximo mundial por lo que sus patrocinadores pueden dormir tranquilos y empezarán a colocar campañas para explotar su imagen en todos los medios posibles, algunas marcas sin ser patrocinadores se colgaran de la imagen de la selección y relacionaran su marca con el futbol usando playeres verdes. Las televisoras también estan tranquilas puesto que sus planes de cobertura (bastante similares) podran efectuarse al pie de la letra.
Los aficionados se involucrarán de acuerdo a sus capacidades sociales y económicas en esta expedición sudafricana; sin percibir que son los verdaderos objetivos del safari, consumirán cuanto producto vincule emocionalmente sus esperanza en la Selección tomando como estandarte a “San Cuauhtémoc”, cuya imagen a rebasado los futbolístico convirtiendolo en un “popballer” (estrella popular y futbolísta) nacional. Razón por la que dejar a Blanco fuera del mundial sería un terrible error desde un enfoque mercadológico.
En cuanto al protagonísta del espéctaculo es decir la Selección, sólo les queda entrenar y cohesionarse para tener una participación trascendente, tomar el timón y dirigir el barco al que todos se quieren subir; pero sería conveniente que algunos involucrados (FEMEXFUT y dueños de equipos) se quedaran pisando tierra firme con la visa en el horizonte no del próximo mundial sino de un cambio estructural en el futbol nacional.
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